HALO HAHO: saltos a gran altitud (I)
El súper mediático salto de Félix Baumgartner de hace poco tiempo me ha traído a la memoria los saltos HALO HAHO, siglas en inglés de Gran Altitud Baja Apertura y Gran Altitud Alta Apertura, de mis años en la BRIPAC y, sobre todo, los comienzos de este tipo de saltos allá por el año 1973, nada más y nada menos que cuarenta años atrás.
Corría el año 1973; yo había comenzado con los saltos de caída libre poco más de un año antes, cuando empezaron las colaboraciones entre la BRIPAC y las Fuerzas Especiales del Ejército de los Estados Unidos para los saltos HALO HAHO, algo que me sonaba a chino y que al saber que las alturas de lanzamiento llegaban a 25.000 pies despertó mi interés inmediatamente.
Yo por aquellos años tenía una experiencia en caída libre más bien pequeña pero unas ganas de saltar inmensas y cualquier cosa nueva me parecía apasionante y tremendamente atrayente así que saltar a 25.000 pies de altura y un C-130 Hércules representaba el súmmum de un salto. Hay que tener en cuenta que normalmente los saltos los hacíamos entre 1000 y 2500 metros de altura y desde aviones Junker 52, Douglas DC3 y DHC4 Caribou.
Conseguí estar entre las personas que fueron seleccionadas para hacer el curso y no cabía en el cuello de la camisa de alegría. Cuando empezamos con los preparativos empezamos a conocer las peculiaridades de estos saltos, que no era subir muy alto, saltar y ya está. Tuvimos que hacer un entrenamiento fisiológico específico para estos saltos en el cual fuimos instruidos en bastantes cosas hasta ese momento desconocidas para mí, especialmente sobre las presiones de los gases y cómo afectan estas diferencias de presión al organismo.
El aire es una mezcla de gases, Nitrógeno 78%, Oxígeno 21% y otra pequeñísima parte de diferentes gases. Esta proporción se mantiene a todas las alturas, en contra de la creencia bastante generalizada de que a mayor altura menor oxígeno hay en aire: lo que hay es menor presión. La presión atmosférica es lo que permite que durante el acto de la respiración se produzca el intercambio de gases del torrente sanguíneo en el interior de los pulmones. Mediante la inspiración introducimos el aire en los pulmones que rellena los alvéolos pulmonares donde se produce la hematosis, que es el intercambio de gases de la sangre, el oxígeno es absorbido por la sangre expulsando el dióxido de carbono.
A las alturas que normalmente vivimos la presión atmosférica es suficiente para que esto se verifique pero a mayores alturas, con una menor presión, este proceso se dificulta y hace que la sangre tenga un menor aporte de oxígeno o incluso se interrumpe totalmente, no porque haya menor cantidad de oxígeno en el aire sino por esta falta de presión, llevándonos a la hipoxia que es la falta de oxígeno en la sangre con las consecuencias que eso tiene para el organismo. Por esta circunstancia es por lo que a partir de ciertas alturas es necesario respirar oxígeno a presión.
Para los saltos HALO HAHO se emplea solamente oxígeno, no aire a presión como en el submarinismo, para que no haya nada de humedad y evitar que pueda haber un bloqueo de los conductos por congelación, por un lado, y sobre todo para que no se respire nada de nitrógeno y evitar la embolia gaseosa.
En la sangre siempre tenemos nitrógeno que, a presiones normales, permanece diluido pero que al bajar por debajo de cierta presión atmosférica pasa a estado gaseoso convirtiéndose en minúsculas burbujas que transportadas por la sangre pueden producir bloqueos en cualquier parte del cuerpo como pueden ser articulaciones provocando molestias o fuertes dolores, o en parte vitales como son los capilares del cerebro, con consecuencias de grandes daños cerebrales pudiendo llegar a la muerte.
Para evitar que esto ocurra es necesario eliminar el nitrógeno de la sangre y, para ello, es necesario respirar oxígeno puro durante un tiempo determinado antes de iniciar el vuelo; dependiendo de a qué altura se vaya a subir se tendrá que hacer esta respiración previa durante mayor o menor tiempo, llegando a ser necesario respirar este oxígeno puro durante dos horas antes del despegar para vuelos por encima de los 30.000 pies.
Miguel Ángel Paredes es paracaidista desde el año 1970. Tiene más de 13.000 saltos. Durante más de 35 años ha formado parte de la BRIPAC, dónde ha sido miembro del equipo de competición por más de 10 años. Ha experimentado con todo tipo de paracaídas, tanto militares como deportivos. Fue de los primeros en el cambio de los paracaídas redondos a los actuales cuadrados, experimentando con los prototipos que surgieron a principios de los 70. También fue de los primeros en hacer saltos con oxígeno (HALO) a alturas por encima de los 33.000 pies. Realizó el primer salto tándem en Europa con su hijo Daniel de 8 años en 1985. Deportivamente ha conseguido innumerables logros en campeonatos nacionales e internacionales.
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